El testigo G.M.M.M reiteró los dichos de otros testigos en relación a los malos tratos a los que eran sometidos en un juzgado que según sostuvo "era manejado como por un patrón de estancia".
Sin embargo por primera vez en el estrado se hizo referencia a una extraña situación en la que Reynoso habría dejado sobre el escritorio de una empleada las llaves de un departamento y que al ser rechazado la terminó sumariando.
El empleado que testimonió bajo las condiciones que marca la ley como testigo protegido, denunció varias amenazas en su contra en distintas oportunidades, con el agravante que merced a una fotocopia que llevó Reynoso de unos twittes que pertenecerían al testigo, y que serían de un par de meses atrás, queda a la vista, que aún se controlan los movimientos que este empleado está efectuando. Al menos en internet.
En febrero del 2014 ingresó G.M.M.M. como prosecretario luego de rendir y aprobar el examen respectivo, además de haber presentado una serie de recomendaciones de distintas personas entre ellas el integrante de la Cámara de Apelaciones Ernesto Rabbi Baldi Cabanillas.
Esta maniobra ya quedó de manifiesto en la sala por parte de otros empleados, lo que a visión de la querella y de la fiscalía que ejerce Carlos Amad, es como un favor que los que recomiendan quedan en deuda con el juez. "Infundía miedo todo el tiempo, en el juzgado no podíamos dar una opinión sobre la causa que estaba en trámite", sostuvo el empleado que fue degradado de prosecretario a Jefe de Despacho.
También hizo referencia a la relación que mantenía con uno de los gendarmes encargado de la seguridad del juzgado, oficial Gerardo Garrido, que además tiene un hijo trabajando en el mismo lugar. "Garrido le llevaba muchos asuntos a Reynoso, una vez en el Banco Santander entrando con una valija dijo que llevaba dólares del ex juez, y una noche el gendarme llegó en una camioneta y les dijo a los que estaban de guardia que fueran a vigilar para otra de las puertas, y él retiró una serie de bolsas del depósito", recordó G.M.M.M.
El testigo protegido tuvo en sus manos las actuaciones en la causa del empresario boliviano José Luis Cejas Rosales, "fue burdo lo que se resolvió en ese expediente, porque Cejas Rosales estaba relacionado con un montón de hechos, y de testigo en una causa de un camión de su propiedad que llevaba droga, se le amplió la acusación y quedó como transporte de estupefacientes".
Esto derivó en que luego el ex juez, lo hizo ir un sábado a resolver la causa, cambiando la carátula de transporte de estupefacientes a participe secundario, por tanto se le dio la prisión domiciliaria, que derivó en que Cejas Rosales terminara prófugo en Bolivia.