Si bien los dos defensores evitaron referirse al planteo que realizaron, se da por descontado que solicitarán la absolución lisa y llana de Lona, quien marcó el camino de este pedido cuando, en la primera audiencia de juicio, prestó declaración ante el tribunal y dio su versión de lo sucedido.
En ese declaración, de 50 minutos, Lona hizo un repaso de la actuación judicial que realizó en torno al secuestro, de-saparición de Ragone, el asesinato de Arredes y la tentativa de homicidio de Martínez de Leal, desempeño que el ex magistrado defendió a ultranza.
Lona proclamó su inocencia y aseguró que no tuvo “nada que ver” con las acusaciones por las que ahora es juzgado, por lo que sus defensores irán por esa misma línea. Para ello no solo respaldarán las explicaciones dadas por su cliente, sino también pondrán en tela de duda otras piezas probatorias, entre ellas algunas testimoniales vertidas en el juicio, como así también otros documentos que fueron incorporados al debate.
En ese sentido, uno de los ejes centrales de la defensa estará centrado en el valor probatorio de dichas piezas documentales, en especial por considerar que fueron incorporadas ilegalmente y que con ello se afectó el derecho de defensa de Lona.
Asimismo, objetarán el hecho de que estas pruebas no hacen al objeto del proceso por el cual el ex magistrado fue llevado a juicio, por lo cual insistirán en el quiebre del debido proceso y la exigencia de que en el debate se recree el hecho por el que el acusado es llevado a juicio, y no otros ajenos a ello.
En ese marco, la defensa sostendrá la labor de Lona en el caso Ragone como la que llevó la investigación a su esclarecimiento final, tal como lo sostuvo el mismo ex juez cuando prestó declaración. Se espera que respecto a la situación del acusado, en el contexto de persecución política, la defensa trate de evitar referencias al respecto, más allá de algunas generalidades.
Sin dudas, la defensa buscará la absolución lisa y llana de Lona, quien, por otra parte, con su edad, de 83 años, seguramente, y más allá de un veredicto condenatorio, es muy improbable que se disponga una pena de prisión efectiva, lo que realmente sería una sorpresa de suceder así.