La denuncia la efectuó la madre de la víctima luego que la adolescente le contara a su hermana los padecimientos que atravesaba con el sujeto, con quien tomaba clases de guitarra.
Uriburu era docente de música en el colegio donde concurría la víctima, y en agosto del año pasado, el acusado se ofreció para darle clases particulares y gratuitas de guitarra a la menor, en su casa, aduciendo que tenía aptitudes para la música.
La familia lo vio como una oportunidad y accedió. En un primer momento, la adolescente asistía al domicilio de Uriburu acompañada por su madre, quien se quedaba a esperarla hasta que terminaba la clase. Cuando estas se fueron haciendo más largas, la menor comenzó a concurrir sola.
La denunciante refirió que el imputado recibía a su hija acompañado por su esposa. Manifestó que ambos se fueron ganando su confianza con sus atenciones (le hacían obsequios a la menor y la esposa del imputado la acercaba hasta su domicilio). En ocasiones -aprovechando la mala situación económica de la familia- Uriburu buscaba a la adolescente a la salida del colegio para llevarla hasta su casa y le daba dinero para sus gastos.
La denunciante señaló que, desde que empezó a asistir a las clases de música, su hija cambió su comportamiento: lloraba de noche, no dormía, no quería comer y no toleraba la cercanía de hombres.
Preocupada, llamó a su hija mayor para que hablara con ella. En septiembre de ese año, la víctima le contó a su hermana que había estado sufriendo abusos por parte del profesor de música. Manifestó que cuando llegaba a la clase, la mujer de Uriburu se retiraba, ambos se quedaban solos y él la sometía sexualmente.
Luego la obligaba a bañarse. El imputado le advertía que no contara nada porque él tenía un buen abogado defensor y la amenazaba con hacerle daño a su familia.