Marcelo Arancibia, y Fernande Teseyra representes de la familia de la víctima, efectuaron oportunamente las presentaciones ante el fuero civil a fin que la justicia se expida sobre la responsabilidad, si así cabría, por la falta de seguridad en el local.
Esto de la mano, de los dichos del propio Teseyra durante el alegato, cuando señaló que era “la boca del lobo”, en alusión directa a los dichos del propio dueño cuando en el testimonio dijo que acompañó a la policía con linternas, porque no se veía nada por el camino.
También en las audiencias el propio hermano de la víctima, sostuvo que si hubiera habido un botón antipánico en el lugar Jéssica se podría haber salvado.
“Nosotros necesitábamos que se pruebe, y así quedó demostrado que Jéssica, fue ultimada dentro de la habitación del motel”, dijo Arancibia.
Ahora bien con toda la prueba acopiada en el juicio se acredita que existieron falencias en el lugar, “los mismos empleados dijeron que esto funciona así desde hace 20 años, de tal manera que se deberá conocer sobre las habilitaciones y de que manera se realizaron y acreditar si existen daños y perjuicios, se deberá pagar por la falta de seguridad”, dijo el penalista que al finalizar el juicio escuchó los aplausos de quienes estaban en el lugar.
Accesoriamente, Arancibia sostuvo que también se busca conocer, con este juicio si existieron personas que indebidamente podrían haber habilitado. “Sabemos que hay un protocolo para habilitación de estos moteles, a pesar que no se registre a nadie, lo que no significa violentar la intimidad”, dijo.
El propietario reconoció estas falencias durante su testimonial, teniendo en cuenta que la joven estuvo casi seis horas muerta, y nadie ingresó hasta la madrugada.
“Este hombre la hiere en el auto y la ingresa a la fuerza y cuando recibe tantas negativas por parte de Jessica, cuando la quería someter a sus bajos instintos, que le aplica toda la fuerza en los puntazos al corazón y en otras zonas del cuerpo”, enfatizó Arancibia a Nuevo Diario.