"Una vez realizada el acta voy a tomar cartas en el asunto", dijo el fiscal de Cámara, Ramiro Cullen, en el medio de la inspección al reconocer que al menos se pudo reconocer dos lugares que se empezaron a habitar luego de dictada la sentencia, pese a que la orden establecía, entre otras acciones, la necesidad de evitar los asentamientos.
"Hay una Unidad Ejecutora que debía hacer cumplir esto", recordaba Cullen como el juez, mientras recorrían la zona con la compañía de los vecinos.
Primero se pudo ver la planta de tratamiento de Aguas del Norte con las alcantarillas acondicionadas, aunque tiempos anteriores se pudo ver que de ellas emanaba en algunas épocas de lluvia las aguas servidas.
Si bien ayer esa situación no se vio, el juez pudo ver el resto de aguas servidas por el camino mientras visitó a una de las familias recién asentadas en el lugar desde hace dos meses. En la conversación con el juez se filtró la necesidad habitacional de quienes vivían hacinados con sus familias y solo buscan un lugar en donde poder vivir. Sucede que para habitar los terrenos se hizo un relleno sobre el lecho del río que termina poniendo en peligro a todos los vecinos de la ribera. Pese a que las denuncias se hicieron cuando iniciaron los trabajos, no actuaron ni la Municipalidad ni la provincia.
Se siguió el recorrido y Verónica Moyano, la vecina que comandaba la recorrida, mostró a Domínguez la cantidad de malezas que envuelven al río y, por lo tanto, los vuelven a dejar en peligro de inundaciones graves ante una eventual crecida, como ocurrió en 2011. Al llegar un poco más arriba el juez se volvió a dar con otro lugar en donde algunas personas ya pusieron carpas, palos y plásticos, con la intención de ir a vivir allí. Este lugar tiene por destino convertirse a futuro en un espacio verde.