LA DENUNCIANTE SI DECLARÓ

El hotelero de San Lorenzo no declaró el juicio por intento de femicidio

En la Sala III del Tribunal de Juicio comenzó la audiencia de debate en la causa seguida contra Jhon Hartwell Cocke Jhonston (70), por homicidio agravado por la relación de pareja preexistente y por el género en grado de tentativa, y contra María Eugenia González Henríquez (56).

La jueza María Gabriela González presidió la audiencia.
La jueza María Gabriela González presidió la audiencia.

María Eugenia González Henríquez llega imputada como partícipe necesaria del delito de homicidio en grado de tentativa. Está previsto que el juicio se extienda hasta el 7 de marzo.

Jhon Hartwell Cocke Jhonston y su pareja fueron denunciados por un hecho ocurrido el 26 de febrero del 2.020, en el hotel El Castillo de Villa San Lorenzo.

Durante la primera jornada se leyó la requisitoria fiscal de elevación a juicio. Seguidamente se les consultó a los imputados si tenían previsto declarar, pero ambos se abstuvieron por el momento. Ante esto se dio lectura a las declaraciones brindadas por Jhonston y González Henríquez en sede de fiscalía. En aquella oportunidad, el imputado sostuvo que el día del hecho decidió acompañar a su expareja y a su hija a comprar útiles porque quería pasar tiempo con la nena. Dijo que la denunciante se demoraba demasiado en hacer las compras y que él le explicó que estaba apurado y que debía volver a su casa. Ante su insistencia, ella se molestó y entró a otra librería para seguir comprando. Entonces él cargó las bolsas con útiles en un taxi y le pagó al conductor para que –cuando salieran de la librería- llevara a la denunciante y a su hija hasta El Bordo, su lugar de residencia.

El acusado contó que fue hasta el local comercial, le avisó a su expareja que acababa de contratar un auto y ella se molestó más. Ante esto, él canceló el viaje del taxista, le dijo que no podía esperar más, cargó los bultos en su auto y le avisó que al día siguiente se los haría llegar.

Seguidamente se fue a San Lorenzo. Jhonston manifestó que pensó en enviarle las cosas desde Güemes, en un remís, ya que él debía viajar a Córdoba.

Dijo que, al llegar a su propiedad, dejó una puerta abierta y al rato vio llegar a la denunciante con la menor. Afirmó que ella entró fuera de sí, insultándolo. Él la escoltó para que saliera de la recepción, por temor a que hiciera destrozos, y la llevó afuera, a esperar a que llegara la policía. El acusado sostuvo que él estaba seguro que su pareja había avisado a las autoridades porque la denunciante ya había invadido el lugar antes, intempestivamente.

En su declaración en fiscalía, Jhonston aseguró que no tenía intención de lastimar a la madre de su hija. Dijo que ella tomó una piedra y la arrojó contra un vidrio de la puerta. Sostuvo que la menor estaba cerca y que corría peligro de lastimarse. Aseguró que su expareja es una mujer fuerte, más joven y que él tiene problemas de movilidad en las manos. Continuó relatando que ella tomó otra piedra y decidió parar la agresión empujándola. Ella cayó, pero –aseveró el acusado- él nunca le tocó el cuello.

Sólo la demandante contó su versión en la audiencia

La damnificada repasó nuevamente lo relatado en su denuncia acerca de lo ocurrido el 26 de febrero de 2020. Dijo que esa tarde se reunió en el centro con Jhonston, con quien mantuvo una relación de dos años y medio. Sostuvo que él había propuesto el encuentro para ver a la hija que tienen en común (10 años al momento del hecho). Fueron a dos librerías para comprar útiles para la niña. La damnificada sostuvo que él estaba molesto porque se demoraban. Al salir del segundo local, advirtió que el acusado –que se había quedado esperando afuera- ya no estaba y que se había llevado en su auto algunas bolsas con los útiles. Entonces lo llamó a su celular, pero él nunca respondió. Ante esto, marcó el teléfono fijo del restaurante del acusado en San Lorenzo. La atendió Jhonston y le dijo que fuera hasta El Catillo.

Pasadas las 22 llegó al lugar con su hija. Ingresaron al restaurante por una puerta lateral, vidriada, que estaba abierta. Él les hizo señas desde adentro para que entraran.

La denunciante describió que el sitio estaba a oscuras y que el acusado estaba sentado a una mesa, comiendo y bebiendo vino. Tenía en su poder unas hojas de expediente y le dijo que tenía que hablar con ella. A continuación, le reclamó: “Te dije a vos que no me jodás con el juicio de alimentos. Sos una oportunista, andá a laburar”.

Ella le respondió que tenía que asumir sus responsabilidades y en ese momento salió la imputada de la cocina, a confrontarla. La denunciante afirmó que ambos se le abalanzaron. Dijo que Jhonston la tomó del cabello y que González lo ayudó, empujándolo desde atrás para que él pudiera arrastrarla hacia afuera. Allí continuaron con las agresiones físicas y verbales.

L.E.V. señaló que en ese momento perdió de vista a su hija y supuso que había quedado adentro. Por eso tomó una piedra y la arrojó contra la puerta de vidrio, para que su hija pudiera salir. Contó que Jhonston la tiró al suelo, le puso las rodillas en el estómago y en el pecho e intento asfixiarla. Ella perdió las fuerzas y entonces escuchó sirenas de la policía y alcanzó a ver las luces de los móviles. En ese momento – refirió- el acusado se levantó y entró a El Castillo. Dijo que ella quedó en el suelo, golpeada. Luego salió el imputado gritando y acusándola: “Esta loca me quiso romper las ventanas”.

 

 

 

 

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