La muerte del pequeño, por la que ya hay dos detenidos, fue el fatal desenlace que tuvo el ataque como primer víctima a su madre, una salteña de 44 años oriunda de Rosario de la Frontera, que había llegado a esa ciudad, en la provincia de Santa Cruz, para visitar a uno de sus hijos, quien hace unos meses se radicó en el lugar por razones de trabajo, por lo que no podía viajar a Salta para visitar a sus familiares.
Según lo relatado ayer a la mañana por Celso, esposo de la mujer, la misma había viajado primero a Buenos Aires, donde visitó a otra hija, y siempre lo hizo acompañada de Santiago.
Al llegar a Puerto Deseado y tomar contacto con su hijo, la mujer decidió realizar una práctica que, según Celso, le encantaba y consistía en hacer caminatas por la playa de esa ciudad.
El jueves a la tarde, después que su hijo se fuera a trabajar, la mujer salió junto a su pequeño en dirección a una zona denominada como Punta Cavendich, donde paseaba completamente distendida, cuando de pronto aparecieron dos sujetos encapuchados, uno de ellos armado con un cuchillo, el que utilizó primero para amedrentarla, pero la salteña se defendió y le lanzó una piedra a uno de ellos, lo que enfureció a los agresores, quienes tomaron al niño y así lograron inmovilizar a su madre, para luego llevarlos a un sector conocido como “Cueva de los leones”.
De esta manera, el mayor de los atacantes violó a la mujer, mientras el otro agresor mantenía el cuchillo en la garganta de su hijo, a quien luego se llevaron no sin antes golpear a la salteña con una piedra en la cabeza, a quien querían matar para que no los delatara.
“Matalá, ya nos vio. Yo no quiero volver a la cárcel”, dijo uno de los atacantes, quien obedeció y golpeó a la mujer hasta dejarla desvanecida, tras lo cual se marcharon con el pequeño creídos de que ya la habían matado.
Tras recorrer unos metros, los asesinos golpearon al menor hasta matarlo, para luego abandonarlo en el fondo de un acantilado, hecho que en principio llevó a suponer que los asesinos lo habían arrojado vivo.
Posteriormente, sin embargo, el reporte forense de la autopsia confirmó que el chico murió por una hemorragia interna producto de politraumatismos de cráneo realizado con un elemento contundente.
“Mi bebé, mi bebé”
Tras recobrar el conocimiento, la madre de Santiago se levantó con la cabeza aún ensangrentada y comenzó a caminar en busca de su hijo y de ayuda. Lo hizo por 10 minutos hasta que se encontró con Cecilia, una vecina que caminaba por el Autódromo Ramonín Fernández junto a su esposo, su hermana y un sobrino.
Al recordar ese momento, la mujer señaló que la salteña estaba descalza con el rostro cubierto de sangre y pedía ayuda para dar con su pequeño hijo.
Tras darle agua, Cecilia alertó a la policía, la que llegó en cuestión de minutos y la trasladó al hospital público de ese distrito.
En contacto con Celso, la mujer sólo pedía por su hijo. “Mi bebé, mi bebé, repitió una y otra vez”, contó su pareja, quien ayer a la tarde viajó a Santa Cruz. “Yo no voy a poder vivir en paz”, dijo visiblemente dolorido.
