JUICIO POR UN VIOLENTO FEMICIDIO

Desgarrador testimonio de la madre de Daniela Paola Guantay

Momentos desgarradores con recuerdos dolorosos y pedido de justicia produjo en la sala de juicio la exposición de Verónica, la mamá de Daniela Paola Guantay, en la segunda jornada del juicio por un brutal femecidio en banda.

Testimonio de la madre de Daniela Guantay: "Como pueden haber hecho tanto daño, no tienen perdón de Dios”.
Testimonio de la madre de Daniela Guantay: "Como pueden haber hecho tanto daño, no tienen perdón de Dios”.

El relato que efectuó la madre frente al tribunal de juicio, presidido por la jueza Paola Marocco y con la vocalía de María Livia Carabajal y Francisco Mascarello, comenzó con detalles del último día que la vio con vida fue el 28 de febrero, hace tres años.

“Ese día se quedó mucho conmigo, cocinamos, charlamos y se fue a su casa con la comida para los chicos”, recordó Verónica Guantay, que el 1 de marzo fue notificada por la ex suegra de Daniela Paola, que desde el día anterior no había vuelto a dormir.

Allí comenzó su calvario con un presentimiento que algo le había pasado “mi hija no hacía nunca esas cosas, de no ir a dormir por eso su ex suegra a primera hora me dijo que no había ido a dormir, y los tres chiquitos la estaban llamando”.

Daniela Paola tenía tres hijos en ese momento de 1 año y medio, cuatro y siete, sufría violencia de género por parte del padre del hijo más pequeño y siempre hacía denuncias en su contra.

Agregó que Daniela era una buena madre. A pesar de los problemas que tenía con su ex pareja, ella siempre se ocupaba de sus hijos.

“Mi hija consumía drogas, pero eso no les da derecho a matarla” y agregó que se juntaba a consumir con Marisol, con otra gente, o a veces sola.

Recordó los pasos que siguió a partir de ese momento y hasta que le comunicaron que se había encontrado un cuerpo a orillas del río.

Relató que no la dejaron ver el cuerpo de su hija, pero que reconoció la ropa que llevaba puesta, porque ella era quien le lavaba la ropa a Daniela. Dijo que pasó un mes para que le entreguen el cuerpo de su hija.

Agregó que antes de encontrar el cuerpo de Daniela, Marisol le dijo que el “Gordo Julio” y la “Gaturra” acababan de tirar el cuerpo de Daniela en el río, pero no le creyó. Eran las 4 de la mañana, y nadie vio la conversación porque todos estaban durmiendo. Aclaró que la acusada no estaba drogada en ese momento.

Fue varias veces por la casas que le señalaban pertenecían a los hoy acusados, y que le negaban haberla visto.
Dijo que “cuando encontraron el cuerpo la escuché a Marisol que gritaba “Vero te lo dije”, y seguía diciendo “Daniela, perdóname”. Agregó que “después me dijeron que el ‘Chuly’ dio la orden para que le corten las manos”.

También contó que Marisol le dijo que fue el “Gordo Julio” quien se las cortó.

Mientras la buscaba, dijo que varios vecinos vieron cuando la metieron en la casa, donde en el fondo la escucharon gritar, que quería salir de ahí que la ayudaran.

Desde la cárcel una amiga de Daniela, de nombre Adriana, detenida por droga, le dijo que fuera a la casa del “viejo” Álvarez, que él sabía, que se metiera no más, que estaba ahí, así fue con policías, que entraron solos, y que no había nada.

Recordó que era una chica miedosa, “tenía miedo a todo, a la oscuridad, no pensaba ir a drogarse sola al río”.

La mujer contó que cuando encontraron a Daniela en el río reconoció la ropa de su hija, pero no vio el cuerpo, porque Marisol le había descripto la ropa con la que la vió.

Además, el domingo 5, Marisol fue a su casa y le contó que Daniela estaba con la “Gaturra” y el “Gordo Julio” en la casa del “Viejo” Álvarez.

El lunes ya se empieza a correr el rumor que ha-bían encontrado un cuerpo en el río y luego su hermana, cuya vivienda da a los fondos al río, fue a decirle del hallazgo, “salimos corriendo y estaba lleno de policías y de vecinos, no me dejaron llegar para verla, un primo y una hermana la vieron, cuando vi su ropa al costado sabía que le pertenecía”.

El cuerpo estaba mutilado, le cortaron las manos y los pechos, un muchacho que buscaba leña, encontró el cuerpo y al dar vuelta la cabeza, se dio cuenta de que se trataba de una persona.

Los días subsiguientes, escuchaba los relatos y dichos de quienes viven en la zona, “no podía creer lo que se decía, como pueden haber hecho tanto daño, no tienen perdón de Dios”.

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