Tras obtener la autorización para ingresar a la casa, pues nadie respondía y todo estaba oscuro, los policías escucharon un estallido de bala proveniente de la planta alta del inmueble.
Al correr hasta el dormitorio donde descansaba el ex juez federal y presidente del Tribunal Oral en lo Criminal Federal, José Antonio Solá Torino, se dieron con la peor escena analizada.
El ex magistrado, destituido el 14 de agosto de 2009 casualmente por el escándalo surgido del pago de coima de un narcotraficante, yacía muerto de un disparo.
Solá Torino, al parecer, resolvió darle otro final al proceso penal seguido en su contra, y por el cual, el 4 de abril de 2016 fue condenado a 6 años de prisión por el delito de cohecho agravado.
Según trascendidos posteriores a la muerte, entre ellos los reflejados en diarios nacionales, Solá Torino, al parecer, atravesaba una fuerte depresión, pues avizoraba un fallo adverso en su estrategia para revertir la condena impuesta.
Ese traspié, precisamente, se conoció el jueves pasado, cuando la Corte Suprema de Justicia de la Nación dio a conocer, en una escueta resolución, que dejaba por desestimado un recurso de queja interpuesto por la defensa del ex magistrado en contra de la sentencia que lo condenó. Según lo señalado, el máximo tribunal indicó que tal decisión devenía del incumplimiento de una formalidad del planteo judicial.
Este fallo, como un efecto cascada, motivó que el viernes la fiscalía de Transición, a cargo del fiscal Carlos Amad, solicitará la inmediata detención del ex camarista al entender que la sentencia había quedado firme.
Luego, ese mismo día, el Tribunal que lo condenó, Marta Snopek, Federico Díaz y Gabriel Casas, coincidieron con la postura del fiscal y libraron la orden de detención de Solá Torino, la que recién se concretó pasada la medianoche del viernes.
Ayer, la noticia del fatal desenlace del caso ganó las principales portadas en distintos medios nacionales.
Uno de ellos, diario La Nación, sostuvo que el ex juez “antes de matarse llamó por teléfono a distintos allegados que lo conocieron al menos durante las últimas dos décadas”, entre otros conceptos vertidos.
También agregaron, en base a lo revelado por allegados, que “desde que comenzó la investigación, nunca más volvió a sonreír y seguramente hace tiempo pensaba en el suicidio”.