El canon 1341 que dispone: “Cuide el Ordinario de promover el procedimiento judicial o administrativo para imponer o declarar penas, solo cuando haya visto que la corrección fraterna, la reprensión u otros medios de la solicitud pastoral no bastan para reparar el escándalo, restablecer la justicia y conseguir la enmienda del reo”.
Y el canon 1347: “No puede imponerse válidamente una censura si antes no se ha amonestado al menos una vez al reo para que cese en su contumacia, dándole un tiempo prudencial para la enmienda”. Es decir, el sacerdote tiene aval institucional y normativo para seguir abusando tranquilamente, entiende Carlos Lombardi, representante legal de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico de Argentina.
La recomendación en este sentido de la Red, es por tanto “acudir en lo posible a la lectura de las once recomendaciones que componen el Protocolo publicado por la Red, el 3 de agosto de 2019.
Asimismo, activar mecanismos de presión al poder político para extirpar de raíz los privilegios y prebendas legales que goza la Iglesia, en particular, la existencia de tribunales eclesiásticos donde curas juzgan curas por delitos comunes disfrazados de canónicos”.
Finalmente Lombardi señala que al advertir la red que este documento no traía nada nuevo, sienten la necesidad de poner en conocimiento que todo es una trampa y que se debe hacer docencia al respecto.
“La propia Iglesia habló con bombos y platillos del documento, pero hay trampas que se deben dar a conocer. Ya que no es nada revolucionario ni histórico”, señala.
Agregando que el papa Bergoglio solo levanta algo que hasta la Organización de Naciones Unidas había solicitado, siendo algo ínfimo.
“Lo importante es que se siguen vulnerando los derechos de las víctimas, y así se seguirá mientras no se modifiquen los canones, que se detallan en nuestro documento”, dice Lombardi.
Mientras esos canones no se modifiquen, entienden que las autoridades eclesiales no tienen nada para informar a los tribunales.
Temor de un denunciante de otro cura
Un hombre, hoy mayor de edad, denunció una serie de mensajes y contactos que recibió de quien era conocido como "El hermano Josué". El denunciado pertenecía a la orden de quien tendrá su juicio este año, Agustín Rosa Torino, Instituto de los hermanos de Jesús de San Juan Bautista.
Se sabe que hoy está muy temeroso a tal punto que si bien efectuó la denuncia, otra persona la habría acercado.
Los mensajes en los que el tema central es el sexo, además, muestran partes íntimas del sacerdote, que él mismo compartía con su interlocutor.