El candidato presidencial los convocó a convencer a quienes no lo habían votado para hacerlo en las elecciones de octubre y consideró concluido el tiempo de "la grieta". "Argentina se dio cuenta que nosotros eramos el cambio, no ellos", afirmó.
En un gesto simbólico, Alberto Fernández apareció en el escenario del brazo de Taty Almeida -Madres de Plaza de Mayo- y Lita Boitano -Familiares de Desaparecidos y Detenidos-. Ya habían hablado Matías Lammens, Máximo Kirchner, Sergio Massa y Kicillof.
El del candidato presidencial no fue un mero discurso de agradecimiento sino que repasó algunos de los principales ejes de su campaña. Habló de la importancia de las escuelas y las universidades públicas, de la necesidad de que las pymes reciban ayuda estatal y de que los jubilados tienen derecho a acceder a un sistema de salud. Mencionó a Cristina Kirchner, quien votó en Santa Cruz y apareció a través de un video grabado en el que destacó la jornada electoral "sin incidentes" y "con números que nos ponen muy contentos".
Alberto Fernández agradeció a los gobernadores del PJ, personalizado en el tucumano Juan Manzur, presente sobre el escenario, dominado por una atractiva pantalla led. "Estamos seguros que el país que vamos a hacer va a ser mejor", afirmó Fernández, y convocó a terminar con "este tiempo de mentiras". "Una vez más vamos a arreglar los problemas que nos dejaron", avisó. Luego salió a un escenario montado en la calle junto a su pareja Fabiola Yáñez, para otro mensaje a la multitud que se había agolpado allí afuera para participar de los festejos.
El triunfo del Frente de Todos fue vaticinado por los primeros boca de urna que aparecieron al mediodía, pero los resultados oficiales terminaron siendo mucho más amplios. Tal como venía anticipando la oposición, la actuación de la empresa Smartmatic en el recuento fue un desastre. El Gobierno prometió los primeros datos oficiales a las 21, pero estuvieron una hora y media más tarde. Luego aparecieron los cómputos pero la página web se cayó una y otra vez.
Antes que eso, Macri tuvo una salida insólita, en la que salió a reconocer su derrota sin que se hubiera difundido ni un sólo número. "Hicimos una mala elección", admitió. Sostuvo que el resultado obligaba al Gobierno a "redoblar los esfuerzos" a partir de hoy e insistió con el latiguillo de que en esta elección se jugaban "los próximos 30 años de la Argentina", sea eso lo que quiera decir. Ya había sostenido algo parecido a la mañana cuando fue a votar y se paseó alegremente por la veda al sostener que "los mercados esperan que los argentinos sigamos en el mismo camino". La referencia era a la operación bursátil que armó el propio Gobierno el viernes para hacer subir la Bolsa y simular una apoyo del mundo financiero. No sirvió de nada.
"Duele que no hayamos tenido el apoyo que habíamos esperado", dijo Macri, quien saludó a Vidal, a su lado, que esta vez no habló luego de haber sido prácticamente la voz del oficialismo durante toda la campaña. Y felicitó a Horacio Rodríguez Larreta por el triunfo en la ciudad de Buenos Aires, el único motivo de festejo en Costa Salguero. Que las cosas venían mal se había notado un par de horas antes, cuando las cámaras identificaron a un empleado sacar los globos que se habían colocado a los costados del escenario. No había clima.
Para completar lo atípico de la salida de Macri en el búnker de Juntos por el Cambio, cuando terminó de hablar dijo "ahora a dormir". Lo curioso era que todavía no se había difundido ningún dato y mandaba a la ciudadanía a la cama. Alberto Fernández no se la dejó pasar. "A los que nos mandaron a dormir, les pido que no duerman más que ya muchos problemas nos generaron", le lanzó, para algarabía de la militancia.