Carlos Saúl Menem fue una figura central en la joven democracia argentina que, pese a su condición peronista, gobernó el país durante más de una década con un fuerte sesgo neoliberal plasmado en profundas reformas políticas, económicas, sociales y culturales que constituyeron la antesala de la aguda crisis desatada en el 2001, bajo el mandato del radical Fernando de la Rúa.
El exmandatario estudió abogacía en la Facultad de Derecho de la Universidad de Córdoba. En esos años, Menem conoció al presidente Juan Domingo Perón mientras comenzaba su militancia en el movimiento peronista. Se recibió de abogado un par de meses antes de la "Revolución Libertadora" que derrocó al gobierno.
Menem fue detenido acusado de ser parte de una "conspiración" para derrocar a la dictadura que estaba en pie. Sin embargo, tras su liberación fundó la Juventud Peronista de La Rioja en la clandestinidad.
Entre 1973 y hasta el 24 de marzo de 1976, fecha del nuevo golpe de Estado cívico-militar, Menem fue gobernador de La Rioja, cargo que obtuvo luego de que se terminara la proscripción del peronismo. Con la vuelta de la democracia en 1983, Carlos Menem volvió a ser elegido gobernador de esa provincia, puesto que ocupó hasta 1989, año en el cual se convertiría en el presidente argentino.
Durante la campaña electoral de 1989, Menem, un político de raza y carismático por naturaleza con sus tupidas patillas largas que tanto lo caracterizaban en esa época, prometió llevar adelante una "revolución productiva" en la Argentina, sumida entonces en una profunda crisis económica.
Si bien esa promesa no llegaría a concretarse durante su gestión, el dirigente riojano se impuso en aquellos comicios sobre el radical Eduardo Angeloz e inició 10 años de mandato, en los cuales logró la reelección en 1995, tras vencer en las urnas a José Octavio Bordón (FREPASO).
Otro de sus recordados lemas de campaña fue, "Síganme, no los voy a defraudar", aunque durante su gobierno las políticas económicas que desarrolló propiciaron el cierre de fábricas y desempleo, al convertirse en un fervoroso impulsor del neoliberalismo y las privatizaciones.
También su gestión se caracterizó por las "relaciones carnales" con los Estados Unidos y por la convertibilidad, un sistema monetario que establecía por ley que un peso era equivalente a un dólar estadounidense y cuyo colapso terminó ocasionando la crisis de 2001, ya sin Menem en el Poder.
Su gobierno, además, se vio marcado por los atentados terroristas contra la Embajada de Israel (en 1992) y la AMIA (en 1994), aún impunes.