Monseñor Oscar Ojea, se manifestó en las últimas horas a favor de un "diálogo fructífero, lo más amplio posible y con agenda consensuada", al referirse a los 10 puntos de política socioeconómica en torno a los que el Gobierno busca llegar a un acuerdo con la oposición.
"Nosotros creemos en la posibilidad de un diálogo fructífero y le pedimos al Señor que los argentinos tengamos el coraje de poder dialogar entre nosotros para sacar el país adelante", dijo en una entrevista con la agencia estatal Télam en el Vaticano.
Luego abogó por "un diálogo auténtico no se da solo entre tres o cuatro personas, no solo a nivel de partidos políticos, sino también a distintas actividades fundamentales para la Patria", remarcó.
"Para dialogar primero hay que escuchar. Es necesario consensuar agendas, cuáles son los puntos, cuáles son los temas para un diálogo fructífero, participativo y conducente", sostuvo en esa misma línea Ojea.
También advirtió que se está "frente a un futuro que se presenta con oscuridad y la Iglesia tiene que ser una luz de esperanza y colaborar desde su propio lugar para salir adelante de esta situación difícil del país".
“Para un encuentro auténtico y verdadero hay que saber encontrar consensos, y ahí entramos en el tema del diálogo, de cómo se crece en un verdadero diálogo. Cualquiera que tome el Gobierno, para ser efectivo, va a tener que dialogar con sectores de distinto pensamiento, de distinta historia", afirmó.
La Argentina "tiene que salir a partir de un consenso muy grande en cuestiones básicas", reflexionó Ojea, ex presidente de Cáritas, el organismo de la Iglesia que lleva adelante la pastoral caritativa.
Poner en práctica el diálogo y la escucha
Ojea recordó que "en su primera encíclica, Ecclesiam Suam, San Pablo VI tocaba el tema del diálogo y hablaba de cómo a la Iglesia, que es experta en humanidad, debía ser experta en el diálogo".
"Allí ponía cuatro características para que el diálogo sea fructífero, efectivo, que no se transforme en un monólogo o en la escucha del propio discurso sin escuchar lo que está diciendo la otra parte. Debe ser claro, confiado, sencillo y prudente", agregó.
Monseñor subrayó que ese diálogo "debe estar expresado en un lenguaje inteligible para las partes y que no traicione el pensamiento y la veracidad de los que lo emiten". "De ahí se parte de una veracidad del diálogo", agregó.
"La confianza significa no estar atado ni escuchando solamente mi propia voz sino estar abierto a que mi propia voz pueda transformar al interlocutor y que el pensamiento del interlocutor pueda transformarme a mi. En un encuentro nadie queda igual si hay una escucha verdadera. Sin confianza el diálogo es inútil", apuntó en alusión a la segunda condición que debe tener un diálogo.
Señaló que "la tercera condición que enumeró san Pablo VI es la sencillez, ser claros y directos, sin segundas intenciones".
"La cuarta condición es la prudencia, considerar la historia del interlocutor, que no es la mía, y su pensamiento tiene que ver con esa historia", puntualizó el presidente de la CEA.