Durante una conferencia de prensa realizada en el edificio de la central obrera, uno de los secretarios generales, Héctor Daer, sostuvo que la decisión del Consejo Directivo llegó “Después de un análisis pormenorizado”.
La protesta impulsada por la cúpula de la CGT será nada menos que el sexto paro general en la era Macri.
Si bien la huelga era un hecho hasta la semana pasada, el viernes el Ejecutivo intentó frenarla con una resolución que ordenaba distribuir $ 2.100 millones de pesos a las obras sociales sindicales (buena parte a los gremios más grandes que atienden a monotributistas sociales y personal doméstico) y con la promesa de convocar a la CGT para discutir los 10 puntos de gobernabilidad que Macri había lanzado días atrás.
De hecho cerca del ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, dejaron trascender que no estaban de acuerdo con el paro por entender que no es “oportuno” y destacaron la necesidad de “trabajar en conjunto a través del diálogo”.
El argumento, calcado de la posición histórica de Cambiemos respecto de las protestas gremiales, no caló en la reunión de ayer. La mera apelación al diálogo fue contestada por la queja de varios sindicalistas que recordaron la permanente predisposición de la CGT a acudir a los llamados del Gobierno y la casi nula respuesta a las demandas colectivas.
En cuanto a la resolución del viernes, coincidieron en advertir que lo desembolsado es una mínima parte de la deuda total por 32 mil millones de pesos que hace un mes el Ejecutivo se comprometió a saldar a través de un decreto.
El paro tendrá lugar en medio de un malestar de la CGT con el Gobierno, especialmente de los influyentes gremios del transporte agrupados en la CATT, ante la falta de respuesta a su reclamo por el Impuesto a las Ganancias, cuyos descuentos afectan los bolsillos de los trabajadores del sector.
"La decisión es por solidaridad con lo que está sucediendo en el país. Para nosotros está primero la Patria, en este momento no hay sector que no esté afectado. (La medida) no tiene nada que ver con la división en el movimiento obrero, ni con lo político, tiene que ver con lo que nos pasa a todos los argentinos", afirmó el otro secretario general de la central, Carlos Acuña.
La CGT lanzó la medida de fuerza dos semanas después del paro que llevaron adelante los gremios "combativos" de la central obrera alineados en el Frente Sindical de Hugo Moyano y las CTA, al que no adhirieron los gremios de la conducción de la central obrera, entre ellos los del transporte que hicieron su propio paro durante el feriado del 1 de mayo.
Se da por descontado que será una medida de fuerza contundente, ya que el paro abarcará a los gremios del transporte (colectiveros y ferroviarios), estatales de UPCN, los de la construcción de UOCRA, empleados de Comercio y varios más, mientras que seguramente también adherirán los sindicatos "duros" encolumnados detrás de Moyano y los de las tres vertientes de la CTA.
Antes de la reunión de este martes se especulaba con la chance de que finalmente no se convocara al paro debido a que el Gobierno emitió el mes pasado un decreto con el que incrementó los fondos para las obras sociales sindicales, mientras que el viernes último la Casa Rosada habilitó una trasferencia de 2.100 millones de pesos para esas obras sociales como parte de la deuda que el Estado mantiene con las prestadoras.
No obstante, esta medida oficial no alcanzó para calmar los ánimos ni siquiera de los dirigentes cegetistas más "moderados" que integran la conducción, quienes decidieron avanzar con lo que será la sexta huelga durante la gestión macrista.