Por un lado, la primera cachetada futbolística para el “Albo” fue a fines de abril, cuando se quedó en la puerta para entrar a los cuartos de final del torneo anterior al ser eliminado en los penales por Sportivo Belgrano de Córdoba.
La ilusión se encendió en dicha temporada de la mano Víctor Riggio, a quien la dirigencia le renovó la confianza para encarar el actual Federal A. Sin embargo, los resultados y las respuestas del equipo no acompañaron, y cuando la palabra “descenso” comenzó a hacer eco en la Vicente López, la dirigencia dió el corte y el “Tano” terminó alejándose del equipo.
Con Daniel Ramasco al frente, Gimnasia pudo repuntar en lo futbolístico, pero no logró zafar de la Reválida, donde al igual que Juventud Antoniana, pelearán por no perder la categoría.
Porque la realidad es esa. El “Albo” y el “Santo” encararán el 2019 con la cabeza puesta en mantenerse en el Federal A.
Golpe a golpe “Santo”
Por otro lado, para Juventud, los golpes fueron de todos los frentes: la goleada ante Rosario Central por 6 a 0 en la Copa Argentina en 32avos de final, la pronta y anticipada eliminación en la Reválida de la temporada anterior del Federal A, el paso ineficaz de Gustavo Módica como DT antoniano, y la condena a la Reválida con alto riesgo de descenso en esta nueva temporada de Federal A, a pesar de la llegada de un Salvador Mónaco que hasta ahora no pudo “salvar” nada.
A todo esto, hay que sumarle la millonaria deuda con la AFA, el Consejo Federal y con Futbolistas Agremiados que le costó una inhibición, la actual deuda por salarios atrasados e impagos con el plantel y cuerpos técnicos, deudas de agua y, entre otras cosas, el corte de luz que fue la “frutilla” del amargo y desabrido postre servido por la gestión de José Muratore y Carlos Alurralde.
Pero no hay mal que dure 100 años, dicen. En Juventud llegaron los aires de renovación y recuperación de la mano de Gustavo Klix y los Nuevos Socios Protectores, que de a poco, intentan recomponer a un “Santo” caído.
Y por el lado de Gimnasia, el crecimiento institucional y estructural de un club, que inauguró varias obras y tiene proyectadas muchas más, casi que compensa todos los sinsabores futbolísticos. Porque, claro está, no los reemplaza.
¿Y Central Norte?
Central Norte no se queda atrás en el negativo balance del 2018. De hecho, justamente los balances fueron un dolor de cabeza para la Comisión Directiva azabache, que perdió credibilidad y no logró convencer a un socio que ya está harto de los continuos fracasos futbolísticos, más todavía en un año donde la única competencia fue la Copa Argentina, y en donde encima fueron goleados por River en 32avos de final.
Dos veces en ocho meses, los “Cuervos” le dieron la espalda a la CD de Central, y rechazaron los balances del segundo semestre de 2015/primer semestre de 2016 y segundo semestre de 2016/primer semestre de 2017. Ahora, los socios piden la renuncia de De Francesco y su grupo dirigencial. Panorama cruzado en Barrio Norte.