Fueron miles de fanáticos de la Azul y Oro los que se dieron cita en las inmediaciones del Aeropuerto, para acompañar a la delegación en caravana; en las orillas de las avenidas Banchik, Tavella y Bicentenario, para saludar y alentar al Xeneize en su trayecto hasta el hotel; y en los alrededores del Monumento a Güemes, para aguardar por un saludo o la firma de un autógrafo de sus ídolos.
Banderas y hasta bengalas de humo, gritos, cánticos, aplausos. Niños bajando corriendo del colectivo para llegar a tiempo, y familias enteras desplazándose por el Monumento al grito de “Llegó el carnaval en agosto, llegó el carnaval a Salta”. La gente fue un 10, sin peros.
Boca aterrizó en Salta antes de las 18, y arribó al hotel en dos colectivos ploteados pasadas las 18.30. Por iniciativa de Darío Benedetto, los jugadores se acercaron un poco más a saludar a la gente antes de su ingreso al hotel, y algunos hasta firmaron camisetas.
Por la noche, bajaron más y el técnico, Hugo Ibarra, quien se acercó a saludar, firmó autógrafos y se sacó selfies. Cumplieron.