El Barça resolvió el partido con un chispazo del joven Ansu Fati y otra acción del de siempre: un eslalon de Lionel Messi terminó en penal y él mismo lo transformó en el 2-0 definitivo. Fue el gol 699 en toda su carrera como futbolista.
El argentino dribló a Rubén Pérez, también a Bustinza y pisó el área hasta impactar con su compatriota Jonathan Silva. El árbitro no lo dudó y señaló penal pese a las protestas de los madrileños. Messi acertó desde los 11 metros, logró su gol número 21 en esta Liga y cerró un partido que no tuvo mucha más historia.