Ni aún en el momento de gloria suprema, el “Cuervo” se olvidó de su decálogo futbolero. Muchas frustraciones marcaron el derrotero de la entidad de avenida Entre Ríos, en algunas de ellas cuando tenía todo el horizonte a su favor. Supo de “tragos amargos”, de esos que dejan una huella profunda. Esos recuerdos, quizás, fueron lo que maniataron en muchos pasajes del partido ayer a sus jugadores en la gramilla del Martearena. Central no mostró ese fútbol vertical y por ende letal. Pero aún así fue mejor que el misionero, que en tiempos dorados de la década del ‘80 le ganó a River y goleó a Boca Juniors por los torneos nacionales.
Central gozó, esta vez, en tiempo de descuento con el gol del “Nivi” Núñez. Y tuvo toda la fiesta del estadio Martearena, cubierto en su totalidad con hinchas del Azabache. ¡Entonces, a celebrar a lo grande, como debe ser!
Ningún hincha cuervo quiso perderse la fiesta
La pasión del hincha del cuervo, no sabe de impedimento. La concentración futbolera de ayer, superó todo lo imaginable. Se descontaba que iba a tener un gran apoyo, pero toda consideración quedó al margen.
A la topada de ayer con el bravo misionero, llegaron seguidores de los lugares más alejados de la geografía provincial. Y sus secuencias fueron seguidas también desde el exterior por esa magia de las comunicaciones actuales. Las emisoras que transmitieron las alternativas del encuentro y los canales de TV que difundieron sus imágenes, hacía referencia sobre la recepción de mensajes desde distintos puntos del planeta.
Central “enterró” aquellos momentos negativos y los cambió por este presente de alegría infinita.