Valió la pena y la alegría. El grito ensordecedor, los papelitos tan dedicadamente cortados, las linternas encendidas en el celular por horas. Los sacrificios, las promesas, las victorias, las derrotas y los fracasos. El sufrimiento de 5 años en la “pesadilla” del Federal B contra el orgullo del resurgimiento y la superación en ese mismo lapso de tiempo.
Todo eso valió la pena y la alegría para las más de 21 mil almas presentes anoche en el Martearena. Al ritmo de un “Olé, olé, olé, olé olé, olé olá. Olé olé olé, Cada día te quiero más. Yo soy del Cuervo, es un sentimiento, no puedo parar”, los “Cuervos” hicieron estallar la fiesta en el Martearena. A todo pulmón, corazón y lágrimas, vivieron un ascenso soñado, esperado y festejado con toda el alma.
Esta vez tenía que ser. Este tenía que ser el año. Este, tenía que ser el despertar de Central. Y así lo fue. Con el corazón engrandecido y con el amor propio de un pueblo azabache que al fin pudo celebrar.