En esta presentación se expresó que en 2016 hubo una proliferación en los discursos de culpa, odio y miedo, en una escala nunca vista desde la década de 1930. Agrega el informe que son demasiados los políticos que responden a los temores legítimos de índole económica y de seguridad haciendo una manipulación venenosa y divisiva de la política de la identidad con el fin de ganar votos. Señala que también dieron la espalda a las personas refugiadas y migrantes, a las que a menudo resultaba fácil convertir en chivos expiatorios.
Esta reseña documenta que 36 países violaron el derecho internacional devolviendo ilícitamente a personas refugiadas a países donde sus derechos humanos corrían peligro. En este punto, el caso más reciente, es el del presidente Donald Trump, que puso en práctica la retórica xenófoba y de odio en su campaña electoral firmando una orden ejecutiva con la que busca impedir que las personas refugiadas soliciten su reasentamiento en Estados Unidos, dificultando así que quienes huyen de la guerra y la persecución en estados asolados por los conflictos, como Siria, busquen refugio seguro en el país.
Por el lado de Australia, dejó a refugiados atrapados en Nauru y la isla de Manus, la UE llegó a un temerario acuerdo ilegal con Turquía para enviar a las personas refugiadas de regreso allí aunque no sea un país seguro para ellas, y México y Estados Unidos continúan expulsando a personas que huyen de la violencia incontrolada de Centroamérica.
El documento también indica otras partes del mundo: China, Egipto, Etiopía, India, Irán, Tailandia y Turquía, que realizaron campañas de represión; al tiempo que otros países adoptaron intrusivas medidas de seguridad. También se señala el aumento de la retórica antifeminista y anti LGBTI, manifestado en la reducción de los derechos de las mujeres en Polonia. Amnistía advirtió sobre la posibilidad de que la situación se agrave debido a la falta de liderazgo en materia de derechos humanos.