Será a las 11 en el teatro municipal, Paraguay 1240 con entrada libre y gratuita.
“El camino para la libertad de una América Independiente” es el nombre que llevan las jornadas sanmartinianas organizadas por Gran Logia Argentina de Libres y Aceptados Masones, que arrancaron en Mendoza el 28 de abril; continuó en Paso de los Libres, Corrientes, el 26 de mayo; se hará en Salta el próximo viernes y culminará el 18 de agosto en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Así el próximo viernes para poner en valor la gesta libertadora los masones Miguel Diglio y Pablo Javier Hergenreder contarán detalles de la vida de San Martín y sus vínculos con Manuel Belgrano y Martín Miguel Güemes.
“Se va a explicar cuál es el significado del sable y su historia. Hubo un momento en que se lo robaron y ahora está depositado en el Museo Histórico Argentino. Se van a mostrar también trajes de la época, lanzas, morreones, banderas. La gente podrá sacarse fotos y admirar todas las réplicas.
Estamos haciendo gestiones para traer la réplica del mantil que se encuentra en Perú”, explicó Hugo Verón, organizador y miembro de la Respetable Logia General San Martín N° 57. Sobre el sable corvo del General San Martín es todo un símbolo de lucha por la libertad y la soberanía.
Con él se liberó a Chile y Perú. Fue adquirido por San Martín en su estancia en Londres, antes de embarcarse a Sudamérica. Antes de morir, San Martín legó su sable al gobernador Juan Manuel de Rosas como una prueba de la satisfacción que tuvo al ver "la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que tentaban de humillarla"
Después de la muerte de Rosas, el sable quedó en manos de su hija Manuelita, que vivía en Inglaterra, y fue quien recibió el pedido del director del Museo Histórico Nacional Adolfo Carranza, que solicitaba la donación de la espada. Muchos años después, en 1963, el sable es robado por integrantes de la Juventud Peronista (JP), que se lo querían dar a Juan Domingo Perón, exiliado en España.
La espada nunca llegó a destino y a los pocos meses el sable fue devuelto y colocado de nuevo en el Museo Histórico Nacional. En 1965, la JP lo tuvo durante un año. Fue recuperado y en 1967 el dictador Juan Carlos Onganía dio la custodia del sable al Regimiento de Granaderos a Caballo, donde permaneció hasta el año 2015.