La gruta y las instalaciones donde se la veneraba hasta hace poco fueron trasladadas a Talavera y Avenida Yrigoyen.
La Municipalidad acompañó la iniciativa de Ernesto Maciel, devoto de Juana Figueroa y empleado jubilado de la Municipalidad, quien por distintos actos de vandalismo que sufrió la ermita presentó una propuesta a la Secretaría de Ambiente y Servicios públicos para trasladar la gruta y brindar a los creyentes un lugar de mayor seguridad y confort.
"Hace 31 años que construí la gruta para resguardar el altar de Juana Figueroa, un alma bondadosa que me salvó la vida. Yo era chofer y un día tuve un accidente en La Pedrera y quedé grave. Supe de Juana y empecé a rezarle para que me cure y así paso. Es milagrosa", recordó Maciel.
El municipal a pesar de vivir en Boulonge Sur Mer, todos los días desde hace 31 años acondicionaba el lugar donde se recordaba a Juana, durante dos horas. Por años fue haciéndole mejoras ayudado por las colaboraciones que hacían los creyentes.
El secretario de Ambiente y Servicios Públicos, Federico Casas, explicó que "los trabajos se realizaron con el acompañamiento del programa de recuperación de espacios verdes quienes colaboraron en el diseño y parquización".
Historia
En 1985 Maciel construyó la ermita en Yrigoyen y Talavera, para recordar a la mujer que fue asesinada a golpes el 21 de marzo de 1903 por su marido y luego arrojada al canal, que por ese entonces se llamaba del Estado. Allí inició su leyenda y devoción milagrosa.
Cuando se conocieron las trágicas circunstancias de la muerte de Figueroa la gente comenzó a acercarse al Puente Blanco para rezar, colocar velas y más tarde se le atribuyó poder para curar enfermedades, dar trabajo, ayudar en los estudios y en todas las tareas en general. Se dice que entre las prostitutas es tenida por especial protectora.