Raúl Córdoba y Ana Fernández, son los referentes que encontraron en el dolor el recurso para fortalecerse día tras día.
Córdoba, perdió a su hijo en un siniestro vial protagonizado por un remisero que chocó el auto en el que circulaba la familia de Marcos.
El pequeño falleció por las heridas que le produjo el violento impacto. La familia Córdoba salió ese domingo de su casa, para festejar el Día del Niño.
José Alberto Ovando y Humberto Gabriel Morales fueron juzgados por ese homicidio, pero sólo recibieron una condena en suspenso.
La hija de Ana Fernández, aún espera justicia, tras haber sido asesinada en su departamento de Parque La Vega. A pesar que son dos las personas sospechadas, nada se hizo aún. Ana recordó en varias oportunidades que fueron cuatro jueces los que tuvieron la causa por el homicidio de Cintia, y nunca se avanzó.
Raúl Córdoba informó que en el 2011 fueron 10 las causas que iniciaron los reclamos alrededor de la Plaza 9 de Julio, con marchas con velas, y en silencio, llevando las pancartas, con las fotografías de sus seres queridos. También hicieron una suelta de globos negros. Hoy el reclamo lo efectúan 195 familias que esperan juicios justos para encontrar la paz para sus seres queridos.
Los manifestantes estuvieron ayer en horas de la mañana con su reclamo 286, teniendo en cuenta que en la plaza en horas de la tarde se presentarían números folklóricos por un Sol Para los Chicos.
De las 195 causas que integran los familiares, sólo 17 llegaron a juicio.
“Sólo llegaron a juicio las causas más emblemáticas, como las de las turistas francesas, Marcela Mamaní, Diego Esper y así otras tantas, pero no hay un compromiso por acelerar los tiempos judiciales para el resto”, sostuvo Córdoba.
En todos los casos entienden que existe una complicidad entre el Poder Judicial y el Poder Ejecutivo que evita el avance de las causas para llegar a una resolución justa.
En ese contexto se destaca, como distinto, el caso de Santos Clemente Vera, cuya esposa, marcha pidiendo justicia por su marido preso, condenado a perpetua por las muertes de las turistas francesas, asegurando que es inocente, y que solo está ahí a sabiendas que un solo hombre no podría haber matado a Houria Mounmmi y Casandre Bouvier.