Las políticas de “mesa chica” fabricaron una guerra que desvastó la zona, y de la que esta misionera fue testigo. La religiosa disertó ayer, en el Centro de Convenciones de Limache, su segunda presentación testimonial dirigida a chicos de establecimientos secundarios, luego de que congregara a más de 2 mil personas el miércoles, en el mismo escenario.
Durante la conferencia, la religiosa contó sus días en la misión de la ciudad de Alepo, en Siria, antes y después de la guerra, señalando que previo a los ataques era un lugar floreciente, en donde coexistían pacíficamente distintas religiones.
Sostuvo que la guerra no tuvo origen en los movimientos sociales, sino que fue "orquestada en los escritorios" que perseguían intereses políticos y económicos sobre la zona, con la idea de desmembrar a Siria.
La religiosa misionera exaltó que los argumentos esgrimidos para la guerra fueron una excusa y señaló que se trataba de una zona donde reside un importante número de católicos. Agregó que los medios de comunicación ayudaron a la construcción de una imagen para que la opinión pública avalara la guerra.
Tras cuatro años en este escenario la hermana relató algunos episodios, en los que a diario los católicos fueron perseguidos, secuestrados y asesinado por su fe, en manos de grupos terroristas; pero también destacó las enseñanzas recibidas en este contexto.
Si bien dijo que la vida en Siria implica el permanente acecho de la muerte, manifestó esta situación permite ver la vida de una manera más simple, y que con el transcurrir de estas duras experiencias se pierde el miedo a muchas cosas.
Por último, la religiosa hizo hincapié en la importancia de que los jóvenes se interesen por esta temática, salvando las distancias geográficas, y señaló que uno de los objetivos en estas conferencias con las que recorre el mundo, es intentar que los jóvenes aprendan a valorar las cosas simples de cada día, disfrutar y agradecer lo que tienen; pero fundamentalmente mostrarles la importancia de "cuidar el alma", ya que en definitiva el cuerpo y las cosas materiales pasan, y que si bien no resulta una situación fácil para los jóvenes, el desafío está en que a través de estos relatos puedan abrirse a estas realidades.
La misionera fue bautizada como "la embajadora de los cristianos sirios", y si bien relató que en la actualidad no reside en Alepo, mantiene permanente contacto con las religiosas que allí residen.
Guadalupe visita diversos países con este mensaje, y fue en ese marco que además recibió el reconocimiento del Concejo Deliberante de Salta, que la declaró "Visitante Destacada".
