El edificio que le pertenecía a Bodegas y Viñedos Giol y después fue adquirido por Cooperativas Vitivinícolas Argentinas Cooperativa Limitada (Fecovita), fue construido en 1960 y terminado tres años más tarde con características de arquitectura racionalista, para el fraccionamiento de vinos.
Tenía como características únicas tres murales alusivos al negocio, uno de los cuales se ubica en la facha de Necochea y los otros dos en el interior.
El predio fue adquirido por 20.600.000 pesos por ICBA S.A, firma que tiene sede en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuyo apoderado es Matías Desimone, en septiembre del 2015 para construir -demoliendo absolutamente todo, incluido los murales, un edificio de 20 pisos en 66 metros de altura.
Si bien el edificio no estaba catalogado como patrimonio arquitectónico, la Municipalidad de Salta autorizó la demolición con la salvedad que se resguarden los murales, sobre todo el del Indio Calchaquí por haber estado expuesto a la vista de los salteños, formando parte de la memoria colectiva.
Ante este pedido, oportunamente Desimone presentó un recurso de reconsideración asegurando que no tiene inconvenientes y asume el costo de preservar el mural con vista a la calle para después se traslade al lugar que la Municipalidad considere, pero que “los murales no le pertenecen al municipio ni a la memoria colectiva por ser propiedad absoluta de ICBA, por lo que niega que afecte el derecho de la ciudadanía o del municipio”.
No obstante, los murales antes de la demolición de la bodega recibieron el tratamiento adecuado de preservación por especialistas y según se supo serán incorporados al nuevo edificio de 20 pisos, una vez que el Concejo Deliberante de la ciudad apruebe su construcción.
Los murales
Sobre calle Necochea se encontraba el “Indio Calchaquí”, figura humana con atavio y paisaje norteño-andino, dentro del género estético costumbrista o americanista.
Mientras que en el interior del edificio estaba “La Cava”, un bodegón con representación de toneles, una mesa de copa y botellas de vino. Con paleta limitada de colores terciarios o neutros y luz baja
El otro mural, llamado “La Vendimia”, contiene una estética venida del realismo con una escena de cosecha de uva, con representación de personajes en acción y campiña, con riqueza cromática.
Los tres murales se materializaron en base a seis pinturas encargadas al reconocido pintor porteños León Gilliar, las que fueron enviadas desde Buenos Aires y cada una de ellas tiene un tamaño de 0.60 x 0.40 metros.
Se realizó una complicadísima artesanía que aplicó el artista holandés Ernest Unerti, contratado para ello, para trasladar el tamaño de los cuadros a las medidas de 6,40 x 3,80 metros de los murales. También se debió trasladar la policromía de las pinturas en la técnica de mosaiquismo o venecitas