El fiscal penal penal 4 de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas, Ramiro Ramos Ossorio, está desde ayer al frente de la acusación de mala praxis médica por los hechos ocurridos en enero del año pasado.
En aquel momento Vilma Alejandra Abán y José Ramón Resina, ambos médicos, se desempeñaban en el Centro de Salud de barrio Pinares.
Según la madre del niño, el chico hizo un cuadro de fiebre muy alta y se quejaba en forma constante por lo que a la madrugada lo que generó que lo lleve al Centro de Salud.
Allí lo atendió el médico Resina, quien le indicó que le pusieran una inyección para bajar la fiebre y que regresara al día siguiente para que lo revisara la médica especialista.
Ante el constante malestar del niño, lo llevaron al hospital Papa Francisco donde no fue atendido porque había una emergencia. Se dirigieron nuevamente al Centro de Salud, donde obtuvieron un turno con la doctora Abán y pese al cuadro febril y la advertencia de la enfermera, debieron esperar dos horas y media para ser atendidos.
Ella le prescribió un antibiótico y un analgésico y le dijo que volviera en tres días para ver la evolución, ya que se trataba de un cuadro gripal.
Al volver a su casa detectaron unas manchitas en el cuerpo del niño y que eran similares a las que presentaba un familiar cuando tuvo meningitis. Asustados volvieron al Centro de Salud y solicitaron hablar con la médica que los había atendido.
Ella lo revisó nuevamente y solicitó que se le hicieran análisis en el hospital Papa Francisco. Allí, el médico que lo atendió les advirtió que se podría tratar de meningitis por lo que fue derivado al hospital Materno Infantil, donde fue ingresado a terapia intensiva y su cuadro fue empeorando.
Horas después el nene falleció con diagnóstico de paro cardíaco respiratorio no traumático debido a muerte encefálica sospechada.