Acompañaron a Gregorio su madre y su hermana, que no pudieron evitar el llanto preguntándose sobre el futuro del joven, que continúa bajo tratamiento médico para garantizar que se conserve el otro ojo: “Yo quisiera saber si los proteccionistas entienden que esta pérdida es irreparable”, dijo la hermana.
En tanto, Ramos manifestó: “Es mentira lo que dijeron en algunos medios sobre mí. Soy carrero desde muy chico, y si bien no estaba saliendo a trabajar en mi carro porque está roto, siempre acompañé a los compañeros en la lucha. Además, llegaron a decir que mi familia vende droga, y discriminaron a mi madre por ser boliviana, en un programa de radio. Es una vergüenza que nos traten como criminales, cuando somos trabajadores como cualquier otro”. Desmintió así versiones que indicaban que el referente de los carreros, Freddy Flores, había pagado a un grupo de personas (entre ellas Ramos) para que asistieran a la protesta.
Ramos contó que durante la represión no advirtió lo que le pasaba en el ojo, porque “no paraban de golpear, y no escuchaban nada”. Ya en la guardia del hospital, lo tuvieron en el pasillo durante horas. Dijo que según los médicos, la pérdida del ojo había sido inmediata.
Por su parte el abogado José Ortiz, que representa a la familia, indicó que mañana se presentará la denuncia por las lesiones y otra denuncia por los apremios que sufrieron los carreros. Agregó que evaluarán si se presentan como querellantes conjuntos en la misma causa solicitando la indemnización por los daños y perjuicios, o si realizarán una demanda civil independiente.
ESTIGMATIZACIÓN
Carreros sostienen que los discriminan por bolivianos”
Gregorio Ramos (26), el carrero que perdió un ojo durante la represión policial, cuando los trabajadores ambulantes se movilizaban al Centro Cívico Municipal la semana pasada, estuvo en la redacción de Nuevo Diario para contar los detalles de lo que vivió.
20 feb 2017