Expertos en seguridad aeroportuaria consultados ayer por Efe, que hicieron todo este detallado relato. No se explican cómo esta aeronave Airbus 320 fue empleada para cubrir la distancia de 2.265 kilómetros aproximadamente que separan a Santa Cruz de la Sierra y el aeropuerto José María Córdova de Medellín, situado en el vecino municipio de Rionegro.
Las fuentes consultadas coinciden en recordar que hace unos veinte años aviones como estos fueron devueltos a su fabricante por la extinta compañía aérea SAM (Sociedad Aeronáutica de Medellín).
Por entonces, los directivos de SAM, que en 2010 se fusionó con Avianca, argumentaron que eran de bajo rendimiento, pues apenas llegaban a Aruba y Curazao, y no tenían capacidad de ir hasta Miami.
Lo que indican los protocolos de seguridad
"Los protocolos de seguridad aeronáutica plantean que una aeronave debe tener suficiente combustible para llegar a su destino, pero también, para experimentar una espera eventual y, además, para ir a aeródromos alternos, en caso de presentarse una emergencia", declaró a Efe un directivo de la Aeronáutica Civil de Colombia.
Otro eslabón de la cadena de errores que terminó por condenar a la muerte a siete de los nueve tripulantes y a 68 de los 72 pasajeros del avión de Lamia de matrícula CP2933 no ha sido divulgado aún por la Aerocivil.
A la misma hora en que se aproximaba a su destino, se presentó una emergencia en el aeropuerto de Rionegro. Un avión Airbus 320, el mismo que fue negado a los brasileños para cumplir su cita con el Atlético Nacional en el partido de ida de la final de la Copa Sudamericana, recibió prioridad para aterrizar por evidenciar una fuga de combustible.
La nave de la aerolínea Viva Colombia venía procedente de Panamá y logró sortear sin más problemas su incidente.
Entretanto, el RJ85 de Lamia, que llegaba con el combustible justo, quedó incorporado en espera, un estado en el que la aeronave se mueve en un radio definido hasta recibir la orden de aterrizar o trasladarse a un aeródromo cercano.
Procedimiento erróneo
Los especialistas que siguen las investigaciones sugieren que el piloto del avión boliviano también debió informar de inmediato a la torre de control de su situación, un procedimiento que se conoce como "solicitar vectores", es decir, pedir la ruta más rápida para aterrizar en el aeropuerto de destino.
Al desconocimiento de la situación por parte de los controladores, que nunca recibieron la declaración de emergencia, siguió el desconcierto absoluto. Sin combustible, se generaron los problemas eléctricos, porque se apagaron los generadores. Esto explica por qué no explotó el aparato al desplomarse en el agreste cerro El Gordo.