"Un Papa venido del fin del mundo". Así se presentó ante los fieles que abarrotaban la Plaza de San Pedro aquel 13 de marzo de 2013. Han pasado cinco años, en los que muchos aprendieron a conocer y a querer al Papa Francisco.
¿A dónde lleva Francisco a la Iglesia católica? Es evidente, en estos cinco años, que entre Francisco y sus inmediatos predecesores hay una continuidad discontinua. Primero, porque si examinamos la historia moderna del papado, Francisco se alinea más con Juan XXIII y Pablo VI que con Juan Pablo II y Benedicto XVI. Y, en segundo lugar, porque no se contenta con seguir la línea de sus inmediatos predecesores con algunos retoques, sino que quiere que la Iglesia vuelva al espíritu conciliar a tope.
Acusado de hereje y populista, Jorge Bergoglio todavía no cae bien en la Curia romana. Aunque a Francisco se le atribuye el mérito de volver “humana” a la Iglesia, se formó un verdadero ejército de resistencia en su contra que el experto vaticano Marco Politi habla califica como "una guerra civil soterrada". Los adversarios del papa posiblemente no son mayoría, pero son activos, bien conectados y afines a los medios, y opinan que las medidas modernizadoras de Francisco fueron demasiado lejos.
Cuatro cardenales desafiaron abiertamente al papa y le pidieron explicaciones por su texto sobre la familia "Amoris Laetitia", en el que Francisco pide tratar la cuestión de los divorciados vueltos a casar. Otro grupo reunió firmas e incluso acusó al papa de herejía, es decir de apartarse de la doctrina de la Iglesia al defender la libertad de conciencia de cada individuo, mostrarse tolerante y cercano a los divorciados vueltos a casar, los homosexuales y los protestantes o los curas que abandonan su sacerdocio por una mujer.
Francisco tampoco tiene muchos amigos dentro de la Curia cuando en sus discursos da un repaso a los miembros del aparato administrativo de la Iglesia y les reprocha su arrogancia y vanidad. "Un papa carismático no basta para abordar en poco tiempo todos los sectores problemáticos", asegura Schüller. "Creer que basta con chasquear los dedos para que todo marche bien es una idea descabellada. También este papa depende para bien y para mal de otros para implementar sus ideas".
La reforma de la Curia avanza muy lentamente y los colaboradores más cercanos del Papa se quejan de que la mano derecha no sabe lo que hace la izquierda. Por un lado hay colaboradores que no se esfuerzan en llevarla a cabo y por otro hay errores que cometió el propio Francisco. Por ejemplo en su forma de manejar los abusos sexuales dentro de la Iglesia. "Se esperaba más en este tema", señala el experto Benjamin Leven, de la editorial religiosa Herder en Roma.
Durante su viaje a Chile en enero el pontífice defendió a un obispo que al parecer encubrió a un pedófilo y desató la ira de las víctimas. Más tarde se disculpó por la elección de sus palabras, pero quedó un regusto amargo. Y tampoco avanza realmente la comisión creada para investigar los abusos sexuales.
Tras cinco años de pontificado en la Iglesia católica reina también desencanto. "No existe un efecto Francisco en el sentido de que la gente vuelva a ir a la iglesia", afirma Leven. "El papa es una figura positiva, se lo escucha a nivel internacional. Pero un papa 'cool' no hace a la Iglesia más 'cool'". Puertas adentro, la realidad es otra.