El matrimonio Montilla – Gerala dio cuenta del efecto del terrorismo en sus vecinos: “El velatorio se hizo sólo con la familia, y nadie más. La gente, pobrecita, estaba encerrada en sus casas. Así la velamos a Menena”, recordó su hermana, Fanny Montilla. “Después de eso éramos leprosos nosotros, éramos montoneros, éramos todo. Nadie se acercaba, porque estábamos marcados”, completó Antonio Gerala.
Fanny también contó que su padre falleció “al poco tiempo. No soportaba el asesinato” y el hostigamiento al que fue sometida la familia de parte del Ejército. “Del Regimiento (de Infantería de Monte 28, de Tartagal) iban cada tanto a la casa (…) y ya se ponía mal él: ‘¿Qué quieren? ya me mataron a mi hija’”, los recibía.
“Primero fue el asesinato y después fue el calvario de la familia. El calvario de ser perseguida, de ser revisada la casa de mi suegro” día por medio, al menos en los primeros meses tras el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. “Les habría la puerta, (los militares) entraban y hacían un despelote”, recordó Gerala, cuñado de Menena. Detalló que revisaban toda la casa, “buscaban la plata” y hasta hacían “agujeros en el fondo” de la vivienda.