“Nicolasa del Valle Montilla es mi hermana”. Así, con el verbo en tiempo presente, se presentó ayer la testigo Fanny del Carmen Montilla, quien declaró vía videoconferencia desde Tartagal después de días sin poder acercarse al Tribunal Oral Federal que juzga al ex jefe del Regimiento de Infantería de Monte 28, Luis Ríos Ereñú, por el asesinato de “Menena”, cometido el 13 de marzo de 1976, en Tartagal.
Fanny Montilla y Gerala se animaron a hablar asistidos por la sicóloga Natalia Baumann, del Centro de Asistencia a las Víctimas de Violaciones a los Derechos Humanos “Dr. Fernando Ulloa”. Enseguida, tras recordar que fue avisada del secuestro por otra hermana, que ella avisó a su vez a su marido, y corrió a la casa de sus padres, Fanny mostró lo difícil que le resulta, aún hoy, hablar de estos hechos.
Con la voz quebrada, interrumpiéndose de a momentos por la convulsión del llanto, narró lanzando frases como exhalaciones: la casa paterna era “un desastre”, su padre y su madre lloraban, “era una locura, yo no entendía tampoco”. “Fue horrible, fue algo terrible, algo feo. A nadie le deseo lo que hemos pasado”.
La beba de Menena
“Cuarenta años y seis meses y seguimos la familia sin saber qué pasó con mi hermana, por qué le hicieron eso”, se precipitó. Recordó que se sentía “desesperada, agarrando a la criatura de 8 meses”, la beba de Menena que quedó en manos de la niñerita que compartía la casa de la mujer cuando fue secuestrada, en Tartagal. Y que el hijo de seis años que tenía su hermana “gritaba pidiendo por su madre”. “Fue horrible”, repitió Fanny, con la agitación obligándola a hablar lanzando aire.
Menena vivía en Tartagal y su familia paterna, en General Mosconi. Unos hombres, con borceguíes, ropa de jean y pasamontañas de jean, la atacaron esa noche, la golpearon, la arrastraron afuera y la cargaron en el baúl de un automóvil. La niñerita, que presenció esa escena desde debajo de la cama, huyó a Mosconi con la beba y dio la noticia del secuestro. Fanny contó que cuando lograron un poco de control fueron a la casa de su hermana. “Ella no estaba”, afirmó como si reviviera la desesperación del momento. “`Pobre Menena, dónde está Menena’, decía mi madre. ‘Qué le hacen a Menena’”, reseñó.
La buscaban dos vehículos
Por la tarde salieron a buscarla en dos vehículos, el Torino del padre de Menena y un Fiat 128 de Fanny y Antonio. Este último que iba en el segundo automóvil, contó que la buscaron en el camino a Coronel Cornejo, de ida entraban en los caminos vecinales a la derecha, de vuelta hicieron lo mismo del otro lado. Así entraron al viejo camino en el paraje Balbuena, hasta el gasoducto. Con él iban su hermano, el ex diputado radical Ramón Gerala (fallecido en mayo pasado) y el entonces intendente de Mosconi, Carlos Ponce. Los dos últimos caminaron hacia la derecha y Antonio, hacia la izquierda.
Ella estaba tirada
Como a 200 metros más o menos vi una cosa blanca tirada”, recordó Gerala. Dijo que pensó que podían ser chanchos, pero al acercarse la vio: “Ella estaba tirada ahí, con un baby doll que tenía. Lo único que vi fueron unos puntos negros que tenía en la pierna”, contó llorando. “Y sí, estaba muerta”, confirmó esforzándose para que le salieran las palabras. “Volví como pude y, sabias palabras que dije: la mataron estos hijos de puta”.
Avisaron del hallazgo y tuvieron que “esperar las ganas de la Policía, que fueran a buscarla”.
Cuando les entregaron el cuerpo, Fanny se ocupó de ella: “Pobrecita. Yo la arreglé, yo la limpié a mi hermana”. “La envolvimos con una bandera, (…). No entendíamos nada, no teníamos ninguna respuesta”, afirmó
