LESA HUMANIDAD

Gentil enfermó y se pospusieron los testimonios sobre Osores

Frustración. Es la palabra que resume la jornada de ayer en el noveno juicio por delitos de lesa humanidad.

NDS |

Anery Osores y Pía Vilte, mostrando la foto de su familiar desaparecido Raúl Osores.
Anery Osores y Pía Vilte, mostrando la foto de su familiar desaparecido Raúl Osores.

Fue la sensación generalizada cuando el presidente del Tribunal Oral en lo Federal de Salta, Federico Díaz, informó que se iba a suspender la apertura de testimonios en relación a la detención ilegal y desaparición de Raúl Benjamín Osores, debido a que uno de los acusados que está siendo juzgado por este hecho, el ex jefe de la Policía, Miguel Raúl Gentil, enfermó y no se encuentra en condiciones de participar de las audiencias.

Seis personas, la mayoría de ellos familiares y un compañero de militancia, algunos de ellos venidos desde el norte provincial, donde residía Osores, se quedaron con las ganas de hablar del militante político y sindicalista rural, y de pedir, una vez más, que alguien diga dónde están los desaparecidos, porque a sus 85 años, la madre del joven, Dolores Torres, todavía espera poder encontrar sus restos.

Era lo que pensaba hacer Anery Osores, hermana menor de Raúl y militante peronista como él. Calificó la fallida audiencia de “una frustración más, porque para nosotros no hay justicia. Los represores sí pueden enfermarse, pueden venir cuando ellos se les antoje, porque siguen, en este gobierno, más impunes que antes”, sostuvo.
“La sensación que me llevo es de tristeza, una frustración bien grande, que no sé cómo vamos a poder seguir adelante si cada vez es más difícil con este gobierno, porque las leyes ya no nos están favoreciendo a nosotros, los represores están en la calle, los condenados están en las calles, y nosotros seguimos con nuestros muertos desaparecidos”, dijo con la huella de las lágrimas marcándole la cara.

Anery tenía la intención de pedir a los acusados (por la desaparición de Osores también se juzga al comandante de Gendarmería Alejandro Varas) que “nos digan dónde están los restos de nuestros seres queridos y que, si ellos quieren tener un poquito de paz alguna vez, o sus familias quieren paz, que nos den por lo menos un poco de paz también a nosotros, porque es mucho tiempo, ya estamos llegando a la tercera edad, y mi hermano desapareció cuando yo era apenas una adolescente”, recordó. Raúl se entregó a Gendarmería de Embarcación el 10 de abril de 1976, estuvo detenido en Orán y luego en la cárcel de Villa Las Rosas, en Salta capital, de donde fue enviado a la Central de Policía, donde desapareció en mayo de ese año.

Y advirtió que “es muy grave lo que se está viviendo en este momento”, y que haya pasado tanto tiempo sin que se les dé justicia. En su caso, contó que se agrega la preocupación que siente por su madre, que ya tiene 85 años, y “quien me dice que ella va a poder un día tener esa paz, esa tranquilidad de saber que por lo menos tienen una cristiana sepultura los huesos de su hijo. Esa es una tristeza bien grande que hay en el corazón yo creo que de todos los que tenemos familiares desaparecidos”, afirmó.

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