Tras finalizar las audiencias en la Sala III del Tribunal de Juicio, el fiscal penal de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, Federico Obeid, mantuvo la acusación contra Luis Miguel Girón.
El fiscal Obeid llevó a juicio a Luis Miguel Girón, acusándolo de abuso sexual gravemente ultrajante y coacción en perjuicio de un menor de 7 años.
En el transcurso de las audiencias frente el juez Pablo Farah del Tribunal de Juicio Sala III, pasaron distintos testigos quienes aportaron los elementos necesarios que el fiscal utilizó para fundamentar su alegato.
El fiscal Obeid, en su alegato, realizó un relato sobre lo acontecido en abril del 2016 y consideró mantener la calificación por la que Girón había sido imputado inicialmente, tras ello solicitó que le sea impuesta una pena de seis años y medios y en caso de ser condenado su inmediata detención.
Resarcimiento civil
Por su parte el querellante y actor civil se adhirió a los fundamento del fiscal, agregando la solicitud de un resarcimiento de dos millones de pesos en concepto de indemnización por los daños sufridos.
Por otro lado, la defensa del acusado negó responsabilidad de Girón en torno a los hechos investigados, sosteniendo su inocencia y solicitando la absolución lisa y llana de su defendido.
Luego de un cuarto intermedio, el juez Farah dictó la sentencia donde Luis Miguel Girón fue condenado a la pena de cinco años de prisión y el pago de un millón de pesos a la familia del menor; el juez mantuvo la misma calificación señalada por el fiscal y también dió lugar al pedido de detención por lo que permanecerá preso.
Girón, de 32 años, se desempeñaba como personal de maestranza de un centro médico de esta ciudad, desarrollaba a su vez la labor de colaborador scout de la iglesia San Jorge, donde ocurrió el abuso.
El 24 de abril del 2016 el menor de edad, junto a una hermana de 19, participaron de la procesión del “Domingo de Ramos”.
Dicha celebración se concretó en la Iglesia Ortodoxa, en Pellegrini entre San Martín y Urquiza. Luego de la procesión, el menor y su hermana se dirigieron a la casa de un familiar, en el mismo casco céntrico, tras lo cual regresaron a la Iglesia para participar de otras actividades.
En la noche, la madre del menor se percató de lo sucedido por las lesiones que advirtió que tenía.