En su primera declaración oral ante la Justicia, Lázaro Báez negó ayer que el vínculo comercial de sus empresas con Los Sauces SA estuviera ligado a su relación personal con los Kirchner, aunque reconoció que el ex presidente Néstor Kirchner era su "amigo personal".
El empresario defendió su inocencia ante el juez Claudio Bonadio, justificó los alquileres por falta de oferta en el mercado inmobiliario de Río Gallegos y brindó detalles de la relación que mantuvo con los Kirchner.
Báez respondió preguntas ante el juez y presentó un escrito, en su indagatoria, que se extendió hoy desde las 11:20 a poco antes de las 14.
"No tengo relación con Cristina Kirchner, sólo respeto por ser la mujer de Néstor", sostuvo Báez. Fue la primera vez desde que permanece detenido que el empresario decidió responder preguntas ante la Justicia. Minutos antes, el empresario había presentado un escrito en el que pidió su sobreseimiento.
"A Máximo lo he visto un par de veces, no he tenido mayores contactos, y con la hija no he tenido relación porque siempre ha estudiado en Buenos Aires. Con Romina Mercado una relación puntual momentos muy particulares como el fallecimiento, en la visita al mausoleo, pero no tengo una relación social con ella", agregó.
Trasladado desde el penal de Ezeiza, Báez fue llegó a Comodoro Py a primera hora de la mañana. Esperó en el edificio hasta las 11.30 cuando ingresó al despacho del juez. El empresario se mostró tranquilo en el diálogo que mantuvo con el fiscal Carlos Rívolo durante poco más de una hora, incluso en los momentos en que su abogado, Maximiliano Rusconi, se opuso a que respondiera algunas de las preguntas.
Báez negó que sus empresas alquilaran los inmuebles de Los Sauces por su relación con los Kirchner y explicó que sus empresas contrataban a las "seis o siete inmobiliarias" que funcionan en Río Gallegos ya que no tenían "respuesta para la demanda que necesitaban" para sus obras.
"Los Sauces era una más de las que recurríamos", alegó. El empresario desembolsó $ 7 millones en alquileres a propiedades de Los Sauces que solían ocupar los obreros de sus empresas asignados a distintas obras públicas en Santa Cruz, según se desprende de los informes técnicos que constan en la causa.
El empresario, además, defendió el crecimiento patrimonial de su imperio: "Todo el mundo pensaba que el Grupo Austral era una tarjeta y se encontraron con una empresa organizada y todo el mundo ahora se quiere quedar con sus activos". Su emporio, con sede en Santa Cruz, dejó de funcionar hace un año.
A pesar de mostrarse interesado en responder las preguntas del fiscal, Báez incurrió en llamativos olvidos a la hora de enfrentar las preguntas más comprometederas, según consta en el escrito al que accedió La Nación. Por ejemplo, cuando Rivolo le preguntó por la refacción que una de sus empresas realizó en la casa de la entonces presidenta Cristina Kirchner. Báez no respondió la pregunta. También eludió una respuesta concreta cuando se le cuestionó la relación entre su firma Valle Mitre y Los Sauces por la explotación del emprendimiento turístico la aldea.
Báez aclaró, además, que los alquileres con Los Sauces no los resolvía él personalmente, sino que la decisión era tomada por un departamento de su empresa. Leandro y Luciana Báez, sin embargo, habían dicho la semana pasada que, más allá de que ellos firmaran los cheques por los alquileres a Los Sauces, el único responsable por esa relación comercial era su padre.
