Según el propio senador, hablaron sobre "el momento ingrato" de la Argentina y del mundo”, e hicieron hincapié en la situación de los gobiernos de América Latina.
"Francisco está preocupado por el país y por el mundo. Le hablé de un golpe blando en Brasil y él asintió mi aseveración sin decir nada", aseguró el senador después del encuentro con el Papa.
En relación a la "corrupción de los gobiernos democráticos de América Latina", fue uno de los tópicos de la conversación en la Santa Sede, de acuerdo a lo expresado por el senador. La reunión, que se desarrolló en la residencia de Santa Marta, duró una hora y 10 minutos.
Solanas fue acompañado de su mujer, Ángela Correa, y Nicolás, su asistente personal. En los últimos minutos de la charla el cineasta filmó un mensaje de Su Santidad, relacionado a la visión del Papa sobre "los pueblos" y "la falta de comunicación entre los jóvenes y los viejos".
"Fue un Papa tierno y confesional", abundó "Pino" en la noche de Roma. El senador le dejó su último libro, "El legado" (sobre Juan Domingo Perón), el documental homónimo y un cofre con sus ocho películas. Según el ex candidato a jefe de Gobierno porteño, no hubo alusiones a la reunión del sábado con el presidente Mauricio Macri ni a la coyuntura de la política argentina.
"Haberme dado una cita el 17 de octubre tiene una simbología enorme, no tengo idea si fue casualidad o no", agregó en relación al por qué de la fecha elegida, día de la Lealtad peronista.
Sentado en un restaurante de la Plaza San Pedro junto a su mujer y su asistente, "Pino" precisó además que en el en-cuentro abundaron sobre el eje de la "cultura del encuentro", y evitó comparar al Vaticano con Puerta de Hierro, al ser consultado por la cantidad de dirigentes del peronismo que viajan a esta ciudad italiana para entrevistarse con el Papa. "Puerta de Hierro era un lugar de rosca política", explicó el senador.
Al rato, y mientras bebía una copa de chardonnay, se saludó cordial pero fríamente con el diputado por la provincia de San Juan, José Luis Gioja, que caminaba por las inmediaciones de la Santa Sede abrazado a su hija monja.