Se trató del mayor despliegue que la fuerza tuvo desde 1983 para lograr el hundimiento del buque Comodoro Somllera, que estaba en desuso, en un área cercana a la Isla de los Estados, frente a Tierra del Fuego.
El submarino no partió desde el Atlántico Sur hacia Mar del Plata en solitario. Toda la flota de la Marina argentina navegaba por la zona. Buques, corbetas, lanchas patrulleros con buzos tácticos y hasta aeronaves, se ejercitaban junto al San Juan en el mayor ejercicio naval desplegado por la Armada desde 1983.
Incluso, el submarino desaparecido participó de la operación de mayor riesgo militar en ese plan conjunto cumplido hasta el fin.
Se trató del hundimiento, adrede, de un buque en desuso de la Marina, que fue escogido como blanco de una ofensiva militar de naves de superficie y también submarinas como el San Juan. Lo hundieron con disparos de misiles y con minas que buzos tácticos colocaron en el barco, que finalmente explotó.
Ese antiguo buque se llamaba Comodoro Somllera. Las armas navales, algunas de ellas sigilosas, lo destruyeron según el procedimiento articulado por el plan del Ejercicio, la zona que este operativo confidencial de la Armada identificó como su “punto rojo” es un área cercana a la Isla de los Estados, frente a Tierra del Fuego.
Según documentos clasificados con la categoría de “Confidencial” que develó Clarín ayer, los mismos demuestran que, más allá de la historia narrada por las más altas autoridades de esa fuerza, el A.R.A San Juan no tenía como única misión patrullar por las aguas territoriales de la Argentina para detectar pesqueros extranjeros que podrían surcarlas y explotarlas de modo ilegal.