El pasado 19 de junio y después de varios amagues, José Muratore anunció su renuncia indeclinable al cargo de presidente del Santo. Adujo motivos personales y que su retorno sería imposible, por lo que sería sucedido por Daniel Domínguez (vicepresidente primero).
Cabe recordar que antes se habían ido las personas que manejaban la situación económica y financiera del club: Álvaro Anaquín y Rubén Velasco, Tesorero y Pro tesorero, respectivamente en la lista “Rafael Ale” que se impuso en elecciones del 23 de febrero de 2017.
En pocos meses, 3 directivos de peso habían decidido dar un paso al costado. También lo hicieron algunos integrantes que solo habían rellenado aquella lista oficial.
Hasta que a fines de julio y en la previa al comienzo de otra temporada del Federal A, Muratore volvió a tener una participación activa. A pesar de su renuncia, “Pepe” se mantuvo como delegado del club ante el Consejo Federal y fue quien llevó adelante las negociaciones para llegar a un acuerdo por la deuda que acumuló la dirigencia con Futbolistas Agremiados.
En medio de la crisis institucional, Daniel Domínguez fue sucedido por Carlos Alurralde tras solicitar una licencia en el cargo hasta el 8 de octubre. Sin embargo, a la fecha no retomó a las funciones del cargo. Y no lo haría.
“Extendí mi licencia aún nosé hasta cuando, en realidad nosé si volveré”, fue lo que manifestó Domínguez en un breve contacto con Nuevo Diario.
Así, el panorama es muy complicado en Juventud. Con sueldos atrasados, mal presente deportivo y una conducción casi ácefala. Porque más allá de que Muratore sigue tomando decisiones, en los papeles, ya no pertenece a la CD.
Aunque se maneje como tal, en el libro de Actas, Muratore no es más el titular de la institución que quedaría ácefala de confirmarse la salida de Domínguez.
Restan 4 meses para el nuevo llamado a elecciones, ¿llegará lo que queda de la dirigencia o será intervenida? De acuerdo al Estatuto, puede funcionar hasta con 6 directivos.