Sobre el cemento de Indian Wells, el tandilense derrotó por 6-4, 6-7 (8-10) y 7-6 (7-2) al número 1 del mundo, Roger Federer.
El título se ubica, sin dudas, como uno de los más valiosos de su carrera: por la historia y el presente del rival (el suizo tenía un invicto de 17-0 en el año), y por el prestigio del torneo, que desde hace tiempo es considerado una suerte de quinto Grand Slam. El argentino ya es el nuevo número 6 del mundo y, más que nunca, toma impulso para tratar de luchar por el Nº1, algo insospechado, no hace tanto tiempo, cuando su maltrecha muñeca izquierda no le permitía competir.
La leyenda suiza tuvo tres match points para concluir su obra -y su defensa del título-, pero, en un partido de altísima tensión, el argentino le quebró el saque.
No podía ser de otra manera. Una final tan electrizante, la definición tenía que ser en el tie-break. Pero no hubo equivalencias porque Del Potro fue sólido y contundente. Y cuando el cartel electrónico marcó dos horas y 42 minutos de acción, un drive invertido de Federer se perdió largo y el tandilense explotó de alegría por su consagración.
Una dedicatoria especial
La victoria en este Masters 1000, el primero que conquista en su carrera, tuvo una dedicatoria especial. Fue para César, su perro, quien murió en febrero.
El recuerdo lo inmortalizó Delpo al escribir sobre la cámara de la transmisión televisiva el nombre del animal, con un corazón. César era un terranova de color negro con quien compartió los últimos diez años de su vida.